SEMINARIO CLÍNICO 2020 - CID Pergamino IOM 2

Reseña segunda clase: Beatriz Udenio - Sábado 9 de mayo

El sábado 9 de mayo, en el marco del Seminario Clínico 2020 “Los conceptos fundamentales del psicoanálisis y su uso en la cura lacaniana”, tuvo lugar la segunda clase “Inconsciente, sueño e interpretación”, a cargo de Griselda Enrico.

“A la presencia no hay con qué darle” fue la primera frase esbozada por Griselda, refiriéndose a las dificultades con la conexión a internet en los primeros minutos del encuentro.
Anteriormente, en el marco virtual, hace la apertura el responsable del CID Elbio Dinardo promoviendo el concepto de enlace entre las clases, “darle forma en acto”, y luego se hace lectura de la reseña de la clase anterior. Griselda Enrico toma su propia frase y comienza a expresar que la misma da cuenta de lo q está en la esencia del psicoanálisis: la hiancia, nombrada de diferentes maneras: el desencuentro, la falta de presencia, lo evanescente, y nos advierte de no caer en la tentación de suturarla. El recorrido continúa con el nombrado “problema Lacan”, a decir de Miller, hablando del desarrollo mismo del psicoanálisis, que permitirá orientarnos en el tema del Icc. Utiliza como brújula dos preguntas de colegas, una que le hiciera varios años antes Susana Besson, al final de una clase: qué te enseño a vos?, y otra en el espacio de Conversación del CID dos semanas antes: qué cosas tan terribles hizo Lacan para que lo expulsen de la IPA? Esto abre a su pregunta: qué hace un analista? Y toma a Miller en el Seminario Inexistente, donde Lacan toca al Padre (Freud) a partir de pluralizar el concepto Los Nombres del Padre, y toca los conceptos, de allí la importancia de evaluar con qué conceptos trabaje cada uno para operar con ellos en la clínica. También marca la novedad del Seminario 11 de Lacan: la diferencia entre Icc y Sujeto del Icc, pero también con esa “y” jugada también en El inconsciente freudiano y el nuestro, retomando la clase anterior de Udenio, planteando así dos vertientes del Icc: una simbólica articulada a pensar el Icc estructurado como un lenguaje, que produce un Sujeto; y otra real asociada a lo pulsional, más ligada a lo que se realiza.

Argumenta cómo Lacan piensa un Dispositivo que se rija con la misma lógica del Icc, su temporalidad, hacer un tiempo solidario al tiempo del Icc, poder alojar esa evanescencia, para que allí la Interpretación juegue a modo de irrupción. Griselda continuamente retoma el punto del estatuto ético del Icc, del deseo de su operador, cómo éste se verifica con su presencia, volviendo así a su frase de inicio. La clase se dio en un ambiente muy ameno y promovió varias preguntas en el auditorio, entre ellas una respecto de los Sueños, donde la disertante expresó que quien interpreta es el Icc, ya que la Interpretación del analista viene en segundo lugar, marcando nuevamente la necesariedad de darle lugar a lo que está debajo del enunciado pero sin obturar allí sino dejando al Sujeto con hambre de sentido a decir de Miller, estando advertidos de que en la significación del analista hay una satisfacción, orientación ética que ya marcaba Freud, dirá Griselda, una clínica no es sin la pulsión, no es sin la satisfacción.

Finalmente hace referencia a la imagen de la nasa utilizada en el afiche de la clase, ese objeto topológico, que se entreabre y en el fondo se pesca eso que se esboza como Icc Real, orientando una vez más el deseo del analista, no respondiendo al sentido sino alojando la pulsión en la escena analítica. Icc, sueño e interpretación, arman una secuencia lógica, que varía según el concepto de Icc con el que se opere, ya que ello incide sobre la posición del analista.

Mariana Español